miércoles, 9 de julio de 2014

FABULA EL CANTERO Y EL ASNO 
- Mariano Melgar -

Nos dicen ciertas gentes

que es incapaz el indio;
yo voy a contestarles
con este cuentecito.

Bajaba una mañana

un cantero rollizo,
repartiendo y lanzando
latigazos y gritos

sobre su infeliz tropa

de cargados borricos.
 "¡Qué demonio de brutos!
¡Qué pachorra!... me indigno!

Los caballos son otros,

tienen viveza y brío;
pero a ésos no los mueve
ni el rigor más activo".

Así clamaba el hombre;

mas volviendo el hocico
el más martagón de ellos
en buena paz le dijo:

"¡Tras cuernos palos! ¡Vaya!

Nos tienes mal comidos,
siempre bajo la carga,
¿y exiges así el brío?

¿y con azote y palo

pretendes conducirnos?
¿y aun nos culpas de lerdos
estando en ti el motivo?

Con comida y sin carga,

como se ve el rocino,
aprendiéramos luego
sus corvetas y brincos;

pero mientras subsista

nuestro infeliz destino,
¡bestia el que se alentara!
 Lluevan azotes, lindo;

sorna y cachaza, vamos,

para esto hemos nacido".
Un indio, si pudiera,
¿no dijera lo mismo?






COMENTARIO:
Es una dolida protesta contra la discriminación de los indios por parte de los grupos de poder representados por el cantero, a quien se le llama así porque transporta piedras desde una cantera hacia el pueblo, sometiendo a ese duro trabajo a un grupo de asnos. El maltrato y los insultos de parte del cantero son similares a los que sufrían los indios en esa época. Lo lamentable es que hasta hoy sucede esto, ya no son indios, sino gente marginada por el sistema, sean provincianos, pobres, emigrantes, etc. Melgar denuncia que esta situación no es culpa de los indios, sino de quienes los gobiernan. Esta fábula confirma que los temas que desarrollan las fábulas melgarianas siguen siendo muy actuales.

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